sábado, 8 de octubre de 2011

Historia para un tal Gaido


Historia para un tal Gaido

Su historia es asi: para él, para Martin Gaido, todo comienza una noche de los carnavales de 1940, en lo peor de Parque Patricios, frente al basural. La misma noche que Juan -su hermano- entró como borracho a la pieza, apretándose el estómago con los dos brazos y, antes de caer hecho un ovillo sobre el piso, alcanzó a decir ¨me la dieron, Martín¨, y fue lo último que dijo. Esa noche, Martín supo que tenía que arrodillarse junto a su hermano y preguntar. Aquella pregunta fue la primera de una serie de preguntas, precisa, irrevocable, estirada a lo largo de veinte años, que debía terminar esta noche en un boliche de la costa de San Pedro. Como esa vez Gaido no podía adivinar tanto, simplemente se arrodilló junto a un muerto y preguntó. Sólo se oyó el silencio, o tal vez el sonido lejano de unos pitos de murga, de unas matracas, y se oyó un juramento de Martín, una promesa convencional y terrible.
Más tarde se enteró de la pelea. Esto también había sido convencional (todo, supo luego, sería convencional en su historia). Había, por supuesto, un baile, y había una mujer disfrazada de Colombina a la que se disputaban dos hombres. Uno de los hombres era Juan; el otro, a juzgar por lo poco que sabían de él, no era nadie. Le contaron que esa noche su hermano atropelló a lo loco y un resbalón fortuito mezcló las muertes; después del resbalón, una mascarita vio a Juan levantarse del suelo con los ojos lleno de espanto, queriendo sacarse su propio cuchillo del cuerpo, y al otro que, sin pestañear, lo clava suciamente, dos veces más todavía.
Como digo, para él, para Martín Gaido, su vida empieza esa noche. A partir de esos carnavales vivirá persiguiendo a un hombre, una especie de sombra escurridiza, ese nadie que parte de los lugares a donde él llega sin dejar más rastros que la memoria gangoza de algún borracho acerca de un modo de mirar, el color de un traje o la manera de echarse el sombrero gris sobre los ojos. La mujer no tenía mucha importancia en su historia y no apareció nunca, como si hubiera estado en ese baile sólo unos minutos, para justificar con su disfraz de Colombina la irrealidad del carnaval. La busca del hombre, en cambio, fue un ajedrez lento, inexorable y exacto. Hubo pueblos perdidos, almacenes de llanura, cantineros con sueño a cuyo oído, en voz baja, Martín formuló preguntas, cantineros que sólo conocían una parte del secreto pero lo condujeron sin remedio a lugares donde el rastro se volvía cada vez más preciso. Hubo estaciones de ferrocarril y largas esperas debajo de largos puentes. Hubo camas, mujeres de grandes ojos pintados y caras de tiza, quienes, al enterarse de que Martín sólo había venido para llevarse un nombre, lo miraban con decepción, con estupor o con miedo.
Después pasará mucho tiempo y Gaido, por fin, apoyado en el mostrador de un boliche de la costa, estará aguardando pacientemente que se descorra una cortina de flores desleídas; detrás de la cortina está la puerta por la que ha de aparecer un hombre.
-Ginebra -ha dicho Martín.
En cualquier rincón hay un viejo. Tiene una botella entre las piernas y lo mira con ojos blancos. Afuera, la noche es un largo y distante eco de perros. Lejos, seguramente pasa un tren.
Entonces sucedió.
Sí, fue en ese momento, al levantar Martín el vaso de ginebra y llevárselo a los labios. No puedo asegurar, es cierto, que desde mucho tiempo atrás Gaido no comprendiera, de algún modo, la verdad. El porqué de que él hubriese nacido en lo peor de Parque Patricios, frente al basural, que a su hermano lo mataran como no se olvida y que gente con aspecto de muñecos contestara todas sus preguntas. En algún lugar del juego Martín debió sospechar que su promesa -buscar, dar con un hombre, matarlo y vengar a otro hombre muerto -podía ser mucho más, o mucho menos, que una promesa. Alguna vez, incluso, sintió vértigo y pensó echarse atrás; pero yo no lo dejé tener miedo. Yo le inventé el coraje. Y ahora cada palabra dicha, cada aparente postergación conducían inevitablemente hasta ese boliche de la costa donde Gaido esperaba a un hombre. Las leyes secretas de su historia quieren que otra vez sea carnaval para que Martín haya visto algunas máscaras en el pueblo y haya pensado que ya no van quedando Colombinas.
Martín alzó el vaso de ginebra, se lo llevó a los labios y, en ese preciso momento lo supo. Lo supo antes de que el otro abriera la puerta. Cuando se abrió la puerta, ya había comprendido toda la verdad.
Por reflejo, introdujo la mano en el bolsillo. Ese gesto y los demás gestos que seguirían estaban previstos. Gaido tenía que sacar un puño al que le había crecido repentinamente un revolver; tenía que nombrar al otro, pronunciar un nombre de fácil sonoridad a compadraje y cuchillo, y cuando el otro lo mirase sorprendido (sorprendido al principio, pero luego no; luego con resignación, comprendiendo), debía insultarlo en voz baja con un insulto brutal, rencoroso, pacientemente elaborado durante veinte años.
Gaido, sin embargo, no sacó la mano del bolsillo. No hubo palabras de odio. Todo, el almacén, la cortina de flores desleídas, el carnaval de pueblo, se desarticuló de pronto, como un espejo roto o un sueño. Y Martín, ya antes de ver al hombre, antes de ver su rostro canallesco -convencional, envejecido y canallesco -supo que ese pobre infeliz tampoco tenía la culpa de nada.
El final de la historia no es fácil de contar.
Es probable que ahora mismo Martín ya esté bajando por la calle Tarija, en Buenos Aires (lo imagino caminando un poco echado hacia atrás, a causa del declive del empedrado), en el barrio de Boedo. Dentro de un instante doblará por Maza. La cuadra es arbolada y propicia. Los carnavales del sesenta también. El pañuelo blanco en el cuello de Martín, sus ajustados pantalones de anchas rayas grises y negras, sus botines puntiagudos de compadre, su sombrero anacrónico, no podían pasar más inadvertidos en una noche como ésta. Lleva la mano en el bolsillo del saco y muerde todavía un insulto que no dijo. Cuando Gaido doble la esquina, verá, inequívoca, una ventana con luz: eso significa que el otro está ahí, dentro de la casa, esperando oír el ruido de la cancel -un rechinar apenas perceptible -, esperando oír luego los pasos de Gaido por el corredor, mientras él escribe un cuento de espaldas a la puerta y cree escuchar ya (escucha ya) un sordo taconeo que da vuelta la esquina, mientras yo acabo la historia de Martín Gaido, oigo el rechinar apenas perceptible de la cancel, sus pasos por el corredor, las últimas matracas desganadas y los pitos lejanos del corso de Boedo y siento una ráfaga de aire en la nuca porque alguien está abriendo la puerta a mi espalda, alguien que me nombra, que ya pronuncia mi nombre aborrecido y, con rencorosa lentitud, saca la mano del bolsillo y me insulta en voz muy baja.

¨ABELARDO CASTILLO¨

59 comentarios:

  1. he muyy guenooooooooooooo

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  2. gracias me sirve MUCHO

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  3. hola me sirvio mucho gracias

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  4. Si alguien ha leído Cazadores de Sombras de Cassandra Clare, por favor respóndeme :c :3

    ok, no :v
    pero si, ;p

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  5. Respuestas
    1. bue tanto enojo padre tanpoco para enogarze haci kapo, grasias

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    2. Que hay de anormal o páranormal en este cuento?

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  6. Oie esto es genial, por un momento me sentí un asesino

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  7. es malisimo no entiendo un pingo y las preguntas que te dan los profesores te re marean, osea no te enseñan como responderlas y el cuento este no hace nada mas que marearte y que te vuelvas loco por saber que si en 2 dias no entregas el trabajado de 3 hojas llenas de preguntas sobre este libro te ponen un 1

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  8. necesito ayuda con un par de preguntas.en que contribuye la frase " el pañuelo blanco en el cuello,sus ajustados pantalones a rayas negras y grises,sus botines puntiagudos de compadrito,su sombrero anacronico,no podian pasar mas desapercibidos en una noche como esta"

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  9. la pregunta es: la descripción del ambientede carnaval construye in clima de : confusió, tranquilidad,alegria, violencia.justificar

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    1. la pregunta es: la descripción del ambientede carnaval construye in clima de : confusión, tranquilidad,alegria, violencia.justificar

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    2. para mi de alegria por todo y esa sensacion de que es un "carnaval"

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  10. Pues no entendí nada llegue sólo ala mitad

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    1. Te recomiendo ala es un buen suavisante

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  11. Necesito explicar porque Martín no llama la atención

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  12. Yo necesito saber el significado del fragmento: Le contaron que esa noche su hermano atropelló a lo loco y un resbalón fortuito mezcló
    las muertes; después del resbalón, una mascarita vio a Juan levantarse del suelo con los
    ojos lleno de espanto, queriendo sacarse su propio cuchillo del cuerpo, y al otro que, sin
    pestañear, lo clava suciamente, dos veces más todavía
    :,)

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  13. No todo se trata del uwu

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  14. Tu no mete cabra sarabambiche

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  15. Link de la parte 2: https://youtu.be/dQw4w9WgXcQ

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  16. Quien pa unos fornites???

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  17. Martin vio por última vez a huracán campeón

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  18. en que sircunstancias murio juan

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  19. ME SIRBE MUCHO JAJAJAJA

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  20. Argentina campeón del mundo

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  21. Soy gay y me gusta mi compañero juanmartin schmeigel

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  22. 😉😉😉😉😉

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  23. que libro poronga, váyanse todos a la conchita de su hermana pedazos de giles

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